A este pueblo se le denomina la puerta del desierto, un buen punto de encuentro con el enigmático Sáhara que comienza a tan sólo 10 kilómetros. Un mar de dunas que se pierde en el horizonte del desierto más grande del mundo. El pueblo fue fundado por una tribu de nómadas y, desde entonces, se convirtió en un punto clave en las rutas del sur. También es conocido como el “oasis de palmeras definitivo”, porque tiene más de 500.000 palmeras en la zona y es un importante productor de dátiles “Deglet Nour”. En épocas anteriores fue una parada importante en las rutas de caravanas transaharianas. Hoy en día, es un destino para los turistas interesados en ver el desierto y un punto de partida para caminatas por el desierto en camello, motocicleta o vehículo todoterreno.