Es el centro político, económico, geográfico y social más importante del país, así como el nudo principal para el transporte y las telecomunicaciones, lo que la convierte en su capital. Culturalmente puede considerarse casi en su totalidad con influencia europea debido a la inmigración (en especial española e italiana) y el acoplamiento de tendencias nacidas en Francia y Bélgica desde finales del siglo XIX. Esto se puede ver en la distribución de la ciudad, que creció alrededor de la actual catedral, y más tarde en su arquitectura. Destaca entre las ciudades latinoamericanas por su alta calidad de vida, seguridad, globalización, desempeño ambiental, servicios públicos y reconocidas instituciones (hospitales, museos, universidades, etc.), siendo la sexta capital turísticamente más atractiva de la región, líder en América Central. Esto ha propiciado que multitud de organismos internacionales y de cooperación continental establezcan sus sedes o representaciones regionales en la ciudad, lo que combinado con una potente actividad económica emergente (entre las mayores del mundo), importante estabilidad y marcada influencia cultural, financiera y turística, le permite considerarse una ciudad global Beta. Fue declarada Capital Iberoamericana de la Cultura en 2006. Ofrece una amplia oferta gastronómica.