Es una ciudad donde la mayoría de los viajeros acuden para ver sus cuevas prehistóricas convertidas en templos, que en su conjunto se conocen como el “Templo del Oro”, un lugar donde poder observar desde el Buda dorado gigante hasta las pinturas que cubren el interior de las cuevas, que tienen una superficie total de 2.100 metros cuadrados y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991.