Pamukkale es una zona natural y al mismo tiempo una famosa atracción turística al sudoeste de Turquía, concretamente en el valle del río Menderes, en la provincia de Denizli, donde se disfruta de un clima templado la mayor parte del año. Una auténtica fantasía declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988, obra en parte de la geología y en parte de la mano del hombre, y que cada año atrae a millones de visitantes. Los movimientos tectónicos que tuvieron lugar en la depresión de la falla de la cuenca del río Menderes no sólo causaron frecuentes terremotos, sino que también ocasionaron la aparición de numerosas fuentes de aguas termales. Fueron esas aguas, con su alto contenido en minerales (creta en particular) las que crearon Pamukkale. Este fenómeno natural produce gruesas capas blancas de piedra caliza y travertino que bajan en forma de cascadas por la ladera de la montaña, lo que da la sensación de estar ante una catarata congelada. Estas formaciones también adquieren el aspecto de terrazas de travertino en forma de medialuna, que contienen una capa de agua poco profunda, dispuestas en el tercio superior de la ladera formando escalones que oscilan de 1 a 6 metros de altura, o estalactitas que sostienen y unen estas terrazas.A estas piscinas naturales de Pamukkale se las conoce como el Castillo de Algodón que, literalmente es lo que significa su nombre en turco. Estas repisas y piscinas blancas de aguas cristalinas que resaltan en forma de relieve, son las verdaderas protagonistas de este lugar.