Si hay una ciudad que representa a la perfección el auge y la caída de los maharajás de la India esa es Jaipur. Coqueta como ninguna, pero al mismo tiempo, gigantesca y caótica, la 'ciudad rosa' es la gallina de los huevos de oro de Rajastán. Jaipur rezuma fastuosidad y pobreza a un ritmo vertiginoso. Un perfecto equilibrio entre la magia y la ciencia, la realidad y lo imaginado. Una ciudad arquitectónicamente perfecta y estéticamente bella.